Una vez localizado el primer enterramiento, los trabajos se han centrado en descubrir el otro lado de la tumba en la idea de localizar una segunda deposición que diera sentido a la tumba doble. Pero ya dice el refrán que no hay dos sin tres, así que en las tareas de excavación han aparecido los restos de dos cráneos más que nos confirman la existencia de, al menos, tres inhumaciones en la tumba.
Ya comentábamos ayer que existía una deposición alterada, producto de la colocación del niño descubierto ayer y este hallazgo de ahora prueba que la tumba fue abierta en otra ocasión para apartar la inhumación enterrada e introducir los dos nuevos cadáveres.
Interesante aspecto éste ya que coincide con la existencia de dos clases fases de enterramiento en la necrópolis, como bien pudimos demostrar con las dataciones radiocarbónicas de C14 realizadas en el año 2009 en la T-1, y que revelaron una primera fase de enterramientos fechados entre 1290-1340, coincidente con la construcción y consolidación de la pobla; y un segundo momento, fechado entre 1350-1400, que debe relacionarse con el momento de semidestrucción producto del ataque de la flota castellano-genovesa de 1359 y el posterior y paulatino abandono de la pobla hasta los inicios del siglo XV.
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