jueves, 4 de octubre de 2012

Ibn Dihya de Kalb, el primer literato calpino

 
Una de las cuestiones que venimos trabajando en los últimos tiempos dentro del proyecto que realizamos en la pobla de Ifach tiene relacion con las fases históricas previas a la fundación de la pobla. Uno de los elementos de documentación más interesantes en el que estamos profundizando es la figura de un literato musulmán nacido en Kalb y que lleva por nombre completo ابن دحية الكلبي‎, es decir, Abū l-Jaţţāb ʿUmar ibn al-Ḥasan ibn ʿAlī ibn Muḥammad ibn al-Ŷumayyil al-Kalbī al-Andalusī al-Balansī al-Dānī, siendo más conocido como Ibn Dihya al-Kalbí (457 H. /1149-633 H. /1235), cuya completa recensión fue publicada por la difunta profesora María Jesús Rubiera Mata en un artículo publicado en el año 1982 acerca de dos literatos andalusíes y que aquí nos servirá como base para nuestro trabajo. Sirvan estas líneas de homenaje a un calpino ilustre, posiblemente el primer literato que podemos asociar con Calp y su territorio del que tengamos constancia ecrita y manifiesta.

Ibn Dihya fue una figura literaria muy conocida en al-Andalus y en Oriente pero también fue una figura muy criticada y denostada por sus detractores. Su primer gentilicio, al-Kalbi, como hemos indicado, trajo enormes controversias ya que en su largo tiempo de estància en Oriente, parece referirse a la tribu árabe de Kalb, lo que implicaria un origen aristocrático dentro de las genealogías árabes. Sus enemigos llegaron incluso a mandar un agente a al-Andalus para informarse descubriendo que Kalb era un lugar de Denia. El descubrimiento de su secreto nos abre la puerta del resto de sus genticilios que ahora si, cobran sentido. Al-Dani es obvio ya que se refiere a la ciudad de Denia, dado que Kalb pertenecía entonces a la ‘amal de Denia. Igual pasa con el término al-Balansí, dado que Denia se encuentra dentro de la kura de Balansiyya (Valencia). Queda por dilucidar el gentilicio al-Sabti (ceutí) pero que M. J. Rubiera puede explicar por la larga permanencia de Ibn Dihya en dicha ciudad cuando era un centro importante de estudios islámicos, lo que hacía que incluir su referencia entre los genticilios era un punto más de prestigio a favor del literato.

Resuelta pues, su ascendencia y su adscripción natal a nuestro Kalb andalusí, se sabe de Ibn Dihya que se dedicó, desde muy joven a los estudios jurídico-religiosos, recorriendo al-Andalus en busca de los más afamados maestros. De sus viajes por al-Andalus, saltó al Magreb, y desde allí, peregrinando a la Meca, pasó por Egipto, Siria, Irak y Persia hasta llegar al Khurasan . En todos estos viajes aprendió y estudió siguiendo la escuela zahirista, convirtiéndose en una auténtica autoridad en las tradiciones proféticas o hadit, fuente del derecho musulmán.

Desde aquí, Ibn Dihya se mueve otra vez hacia Oriente, en concreto hacia Egipto, donde fue nombrado preceptor del hijo del ayubí al-Adil (1145-1218), quien fue después el sultán Al-Malik al-Kamil, que le dio la dirección de la escuela al-Kamiliya por él fundada, dedicada a la enseñanza del hadit. En este escenario de poder, como persona influyente del nuevo jerarca cairota, es donde se desarrollan las intrigas palaciegas y las envidias del resto de sabios que, comenzaron a acusarle de falsario con toda la razón.

Su obra más perdurable y reconocible es el المطرب من أشعار أهل المغرب‎ (al-Mutrib fi ash’ar ahl al-Magrib), antología de los poetas del occidente musulmán con algunos datos biográficos.

El propio autor confesó haberla redactado de memoria, con datos de aquí y de allá, aflorando con frecuencia su oficio de tradicionero con extensas cadenas de autoridades. El problema que presenta es el mismo que le persiguió a lo largo de su vida: su escaso rigor científico. Si fuese cierto que Ibn Dihya falseaba las tradiciones igual podría haber hecho con una matería más evanescente como es la poesía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario